jueves, 16 de agosto de 2012

BRICOLAJE MENTAL Y CANGUROS

Nada mejor para el calor sofocante que dedicarse de lleno al noble arte del bricolaje. 


El objetivo: fabricar un mueble tipo chifonier (qué cursi queda escrito) lo más económico posible y con la mayor cantidad de cajones para guardar la ingente cantidad de material para manualidades que he ido acumulando: telas, fimo, pinturas, pinceles, moldes, cuchillas, cuentas... Todo menos mis lanas, que tienen un lugar especial y que no cabrían ahí ni envasándolas al vacío.

De momento sólo queda por desembalar, lijar, pintar y forrar el último de los tres módulos que compré en Leroy Merlín (a falta de la tienda de mis amores, donde sin duda me lo habría comprado ya hecho), fijar uno encima de otro y añadirle cuatro ruedecitas para darle movilidad. 
Lo peor, lijar a 42 grados a la sombra con una especie de pasta de serrín y sudor cayendo de la frente directamente a los ojos. Al día siguiente me he levantado con los ojos a la virulé, hinchados y purulentos. Eso pasa por no usar gafas de seguridad, ya lo sabéis para otra vez.  


Tengo un pequeño rincón perfecto para este mueble. De hecho, es el único rincón que tengo disponible y no es muy grande, así que en lugar del enorme estudio de trabajo con un gran aparador de almacenaje que me gustaría instalar, me conformaré con este apaño bastante más discreto. Lo mismo un día puedo tener mi propio taller, pero de momento hay que conformarse con esto.   
Os lo enseñaré cuando esté acabado...
El papel de geranios ha estado esperando más de un año en un cajón. Bonito, verdad? He encolado el fondo de los cajones y he puesto el papel con cuidado usando una espátula. Me gusta. Hice bien comprándolo y esperando sin tocarlo para un proyecto ad hoc.



Y bueno, mientras he seguido haciendo cosas sin parar.
Algunas veces pienso que me lo debería hacer mirar, esto de tener que estar siempre trabajando.

Justo esta noche me dormí escuchando un programa de radio donde recomendaban tomarse un día para no hacer absolutamente nada, para dejar la mente a la deriva y sobre todo despreocuparse de todo. Pues no sé. Supongo que eso estaría bien, pero no sé cómo. (Guarrina, necesito tus dotes psicoterapeúticas o lo que es lo mismo: una sesión gratis. Y que me des mi taza).
Creo que necesito también una sesión de meditación con mi gente del grupo, que andan totalmente missing durante el verano. Espero septiembre como agua de mayo, qué aburrimiento de verano para los que amamos el frío de enero... 

Os dejo la foto del día, con una historia muy divertida que podéis leer aquí. Aunque en el fondo da que pensar el hecho de que los pobres animalejos tengan que andar buscando agujeros para liberarse. Realmente deben darse cuenta de que no están en casa, aunque hayan nacido en cautividad y aunque las instalaciones estén cuidadas y especialmente diseñadas para ellos. ¿Qué puñetas hace un canguro en Frankfrut?

 Feliz semana a tod@s.


martes, 7 de agosto de 2012

FLY ME TO THE MOON...(y déjame allí un rato)

4 de agosto. Menguando ya...
En parte por seguir los consejos fotográficos de Mr. Doe, en parte por el calor mortal de principios de agosto, en parte porque el sueño se resistía a hacer acto de presencia,  salí a la terraza a oscuras con mi cámara de fotos.

Después de casi dos horas sentada en el suelo y utilizando una silla a modo de alargador de un pequeño trípode bastante patatero, pulsando botoncitos varios, eligiendo opciones extrañas y abriendo y cerrando obturadores rebeldes, conseguí esto que veis aquí.

2 de Agosto. Luna Llena.


Nunca había visto así la luna. Quiero decir con mis propios medios. Resulta extraña y hermosa, inquietante, cercana y aterradora a la vez. Y, con todo, a veces una desearía dominar una especie de técnica de viaje astral y transportarse allí un rato, sentarse y mirar a ver si es cierto que se puede observar desde otra perspectiva y relativizar.
Son malos tiempos  y los agoreros nos dicen que vendrán peores.

Yo no sé.

De momento, en lugar de sentarme en la luna con las piernas colgando, mi deber es plantar los pies en la tierra, poner las manos a trabajar y como mínimo  huir hacia delante.  




He aquí algunas de mis huidas hacia delante de estos días de bochorno insoportable. La pasada noche de San Juan recogí tréboles de mis macetas y los puse a secar en mi prensa particular, que no es otra que mi libro más voluminoso: una edición especial de más de dos kilos de La Regenta, una de mis novelas-debilidad.

Allí he ido prensando florecicas y ramitas varias durante el mes de junio, todas procedentes de mis tiestos y jardineras, y a principios de este mes me he encontrado estas flores preparadas entre sus hojas y bajo varios kilos más de libros pesados.

Lo siguiente ha sido componerlas un poco y... voilà!  Ya tenemos otra excusa para viajar a mi establecimiento favorito a por más marquitos económicamente viables.


En fin, que mi camino a pilates sigue siendo fuente de sorpresas y risotadas varias...
esta imagen es muy mala, los cristales andaban un poco sucios y la imagen no es la ideal, pero creo que podéis verlo perfectamente. 
Angelicos...
A ver: ¿vosotros pondríais una foto de vuestros hijos/novios/padres/amigos impresos en un felpudo????  ¿Pisaríais todos los días, y sobre todo restregaríais los zapatones llenos de barro de los días lluviosos sobre la carita sonriente de vuestros retoños?
Si la respuesta es sí, es que no tenéis escrúpulos (ni gusto), pero os puedo pasar la dirección de la tienda de marras por si queréis encargar uno de estos...

Que paséis tod@s un martes estupendo. Cuidado con el sol...